Al estar en contacto directo con la mano, el sudor y el rozamiento con la misma provocarán que este grip vaya deteriorándose y por lo tanto, perdiendo sus facultades.
En muchos casos un grip en mal estado puede provocar que se fallen golpes al producirse pequeños movimientos entre la pala y la mano.
Jugar con un grip en mal estado es una gran desventaja ya que nos obliga a realizar un agarre de la pala no natural.
Si el grip no está bien, tenderemos que apretarlo más para que no “se nos vaya” y esto resulta realmente incómodo para gran cantidad de golpes, eso sin contar que tras un rato jugando de esa manera tan forzada lo normal es que nuestra muñeca se resienta, con el consiguiente riesgo de lesión en la zona.
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